viernes, 25 de mayo de 2012

The Holders (21-25)


El Portador de la Ira


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a una institución mental o centro de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador de la Ira”. El empleado parecerá tímido mientras te muestra una puerta, entonces se irá. Cuando entres por la puerta, mirarás una escalera que desciende a la oscuridad. Mientras bajes la escalera, comenzarás a oír gritos. Los gritos vendrán de una garganta desconocida.


Si se detienen en algún momento, grita a la oscuridad “¡Vuelve a tus asuntos!, ¡no deseo entrometerme!” Si el grito no regresa, ya no hay nada que puedas hacer, estarás muerto antes de que sepas que pasó. Si continúa, puedes avanzar.


Eventualmente, verás una luz viniendo desde las rendijas de una puerta. Atraviesa esta puerta y estarás en lo que parece ser una mazmorra medieval. Cráneos vacíos llenos de velas servirán como linternas, y esqueletos alineados en las paredes. Ahí habrá una mesa de madera frente a las llamas provenientes de una chimenea. En esta mesa estará la cabeza cortada de una niña de 4 años, mirando hacia delante con los ojos vidriosos.


Acércate a la mesa y mira a la cabeza directo a los ojos. Con voz clara y dominante pregunta “¿Quien evitará que vuelvan a unirse?” La cabeza te mirará a los ojos y te contará la historia de un hombre. Te dirá toda su historia, desde su violento nacimiento hasta lo que estará haciendo en ese preciso momento. Sus obras serán relatadas en horripilante detalle. Él es un asesino de los que nunca se han visto antes, y está simplemente demente.


Si al final de la historia, la cabeza te dice “Él está escuchando nuestra conversación”, serás arrastrado fuera del cuarto y nunca se escuchará de ti de nuevo. Experimentarás las cosas más horribles jamás concebidas, y seguirás vivo hasta que las hayas experimentado todas.


Si ella dice “Él está en otra parte”, ese mismo asesino ahora te busca. No se detendrá hasta que estés muerto o los objetos se hayan reunido. La cabeza dirá que la levantes. Levántala por el cabello y mira el lugar en donde estaba. Ahí habrá una aguja, cubierta en sangre seca, semen, pus, e incontables sustancias in identificables.


Esa aguja es el Objeto 21 de 538. La caza ha comenzado y el reloj está corriendo.


El Portador del Caos


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital, y pregunta por aquel que se hace llamar “El Portador del caos”. El empleado comenzará a sacudir la cabeza y a golpear el escritorio con los puños. Pregúntale tres veces más y se levantará tranquilamente, te llevará a un cuarto con una sola puerta, por la que deberás entrar. Debes cerrar tus ojos, si no lo haces serás por siempre cegado y la única cosa que verás será una constante vista del caos absoluto.


Si has cerrado los ojos a tiempo, después de una hora de permanecer en total confusión, oirás una voz suave llamar, “¿Los tienes?” No respondas. En vez de eso, golpea con tus pies el suelo y abre tus ojos. Si ves un campo largo y estrecho frente a ti, entonces has pasado la primera mitad de tu labor. Si ves una ardiente llanura de muerte y mutilación, es demasiado tarde para ti. Serás devorado por los propios pensamientos de tus más grandes miedos.


Camina hacia el sol poniente en el campo de hierba durante una hora hasta llegar a un árbol sin hojas en sus ramas. Mientras te acerques verás que ese árbol estará hecho de huesos y rodeado por una piscina de sangre. Sumérgete completamente en esa sangre, y cuando estés en la superficie una vez más, sentirás una mano de hueso presionar algo dentro de tu palma, es un pequeño vial. Toma del vial y te encontrarás parado en la antecámara del hospital.


Este vial es el Objeto 22 de 538. La hora es noche y los demonios están llamando.





El Portador del Odio


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital y pide visitar a “El Portador del Odio”. El empleado te dará un firme apretón de manos, mirará a tus ojos y dirá “Te tomó mucho tiempo”. Te entregará una llave para el cuarto 532 y aconsejará que bajes por el pasillo izquierdo.


En tu camino oirás un demente cacareo. Si se detiene, grita “¡No te temo!” Si no regresa, corre lo más rápido que tus piernas te permitan. Si continúa, sigue andando. Detente cuando llegues al cuarto 532. La puerta estará cubierta de arañazos, rasgaduras y todo tipo de quemaduras.


Ahí habrá un pequeño, extrañamente sin cicatrices panel de vidrio en la puerta. Mira con atención hacia adentro. Si hay una figura parada de espaldas a ti, retrocede lo más calmado posible. Si el cuarto esta vacío, abre la puerta y entra. Una luz roja brillará en la única ventana del cuarto. Si miras por esta ventana tus ojos arderán en sus cuencas y tus gritos serán tu única articulación por toda la eternidad. El cuarto será pequeño, las paredes estarán cubiertas en sangre, y habrá una pequeña figura encapuchada sentada en el medio. Sólo responderá a una pregunta “¿Por qué odian?” La figura con la capa volará en el aire revelando su grotescamente desfigurado ser. Responderá a la pregunta con horripilante detalle. Cuando acabe la historia colapsará, como si una tremenda carga hubiese sido retirada de sus hombros, y se arrastrará hacia la esquina. Comenzarás a oír un extraño, extraterrenal grito desde bajo de la puerta. Se oirán cada vez más cerca. Tu única esperanza es envolverte en la capa y tirarte por la ventana roja. Si no fuiste seguido despertarás en el césped del hospital al día siguiente, envuelto cómodamente en la capa.


La capa es el Objeto 23 de 538. Te esconderá de su odio.





El Portador del Color


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación a que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador del Color”. El guardia te mirará y mostrará una tímida sonrisa antes de darte la mano. Debes esperar exactamente ocho segundos antes de tomarla, o los colores mismos te negarán, y no podrás entrar.


El guardia se parará y te llevará a una celda, abriendo la puerta y haciéndote un gesto para que entres. Dentro de la celda encontrarás dos niños pequeños, ambos vestidos en sombras de gris y su piel parecerá como si todo color hubiese sido drenado de ella. Uno tiene el pelo largo y lleva un vestido blanco, mientras que el otro usa un traje negro y tiene el pelo corto. Sólo mira a los ojos al que está vestido de blanco, estos son normales, ya que los de quien viste de negro te llevarán a la locura. Cada uno llevará un guante y ambos te ofrecerán su mano. Toma sólo la mano con guante de cada uno, si tocas la piel del niño de negro tu carne será plagada con la peor agonía del universo, pero no morirás y él no te dejará huir; y si tocas al niño de blanco sentirás más placer del que jamás has experimentado, pero entonces, él retirará su mano y jamás volverás a sentir ese placer de nuevo sin importar cuanto lo intentes; Tu lujuria te matará.


Los niños se mirarán uno a otro y se inclinarán una vez, si sacuden sus cabezas cierra tus ojos y rápidamente di “Yo no soy lo que buscas, pero puedo cambiar las mareas”. Una vez digas esto ambos soltarán una risita y tirarán de tus manos, abriendo una trampilla en el piso de su celda y descenderán a la obscuridad. Los niños hablarán al unísono, presumiendo sin fin sobre su riqueza, todo lo que tienen. Te preguntarán muchas veces si tienes celos, cada vez debes responder simplemente “Sí”. Tu destino ahora está en las manos de esos niños.


Las escaleras por las que desciendes son largas y se harán cada vez más estrechas, hasta que finalmente un niño está delante y uno detrás. Si el niño de negro está delante considérate afortunado, la vida está a tu espalda. Pero si está detrás, tu muerte será agonizante y el pequeño te arrojará por las escaleras al abismo debajo.


Llegarás al final de las escaleras y ambos niños te empujarán hacia una gran puerta de vidrio. Ellos te mirarán fijamente, y lagrimas caerán por sus rostros; dirán que no pueden ir más adelante, y apuntarán hacia la puerta. Debes entrar.


El cuarto estará a oscuras, salvo por un rayo de luz dirigido al centro. Parada en la luz estará una mujer, muy parecida a los niños, completamente sin color. Su cabello y vestido llegarán al suelo, blancos como su piel. Sus ojos son completamente blancos, y estarán mirándote fijamente. Si te sonríe, la has divertido; iluminará el cuarto con su luz y te volverás uno de los cuerpos retorcidos que componen la colección bajo su suelo de cristal. Si ella te frunce el ceño, te dará la espalda e iluminará la parte del cuarto detrás suyo, despertando a otros 7 seres, un hombre cacareante que sólo viste de negro, un hombre llorando vestido de blanco, un hombre gruñendo con penetrantes ojos rojos, una mujer haciendo muecas que viste sólo pétalos rosados, una niña sin emociones envuelta en verde, un hombre de aspecto enfermizo con cabello de plata y un sonriente hombre cubierto en riquezas. Ellos serán tus jueces. Debes elegir a uno, a aquel que sientas que te hará justicia. Camina hacia él, preguntándole en tu camino “¿Cuándo te despojarán de esta tierra?” Si elegiste el color incorrecto, se parará y sonreirá, pronto te sentirás resbalando hacia la nada. Si escogiste el color correcto responderá con un chillido horroroso, apuntando asustado a la mujer en el centro del cuarto. Los otros te maldecirán en muchos lenguajes diferentes y sentirás que el penetrante dolor desgarra tu cuerpo. Pronto, el que has escogido avanzará para abrazarte y susurrarte al oído sus enfermizas historias, las historias de tu muerte, de la muerte del mundo cuando cada respiro se haya desvanecido. No te muevas.


Las maldiciones se detendrán, el cuarto estará iluminado y los siete seres estarán mirándote fijamente. Donde la mujer estaba habrá una pequeña pluma, como de una paloma, cambiando su color continuamente.


Esta pluma es el Objeto 24 de 538. Con ella puedes tomar lo que era de ellos para dar.





El Portador de la Creación


En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital y pide visitar aquel que se hace llamar “El Portador de la Creación”. La empleada te mirará a los ojos, horrorizada, antes de ponerse de pie. Ella (y sólo una ella) te llevará a la sala de maternidad y empujará hacia una puerta cerrada, a través de la que deberás deslizarte.


Una vez cruzando la puerta, verás dos más: una a la izquierda y otra a la derecha. Debes escoger la dirección a la que estés más acostumbrado, esperando que tu destino guíe correctamente a tu mano. Toca la manilla. Si una luz se asoma por debajo de la puerta, debes entrar. Si no, debes correr al otro cuarto, lo más lejos que puedas. Duerme donde caigas y no confíes en nadie. No permanezcas bajo la luz solar; busca la sombra y reza al dios que prefieras porque pases desapercibido.


Si la luz es emitida de debajo de la puerta, o si por algún milagro evades la captura después de tu error y regresas a elegir una vez más, entra cautelosamente. El cuarto parece extenderse hasta la eternidad; no intentes comprender su tamaño o forma, muchos hombres mejores que tú se han vuelto locos intentándolo. A través de la inmensidad de este cuarto estarán los cuerpos de los fetos muertos y de los no nacidos. Aquellos capaces de hacer sonidos parecerán perforar tu conciencia con gritos, los que parecerán ser audibles y a la vez el producto de tu imaginación.


En el horizonte estará una madre, poco más que una niña, sosteniendo un bebé cubierto en una manta andrajosa en su seno. Un examen más cercano del lactante te dejará pensando acerca de su verdadera edad. Su expresión parecerá demacrada y agobiada por las preocupaciones; una mirada eterna y sabia te asegurará que esos ojos han olvidado más de lo que han visto.


Acércate a la madre tranquilamente. Si la sobresaltas e interrumpes su lactancia, tu única esperanza es susurrar, “No deseo molestarte, ni a tu hermoso hijo”. Si la has apaciguado, posiciónate de manera que puedas ver al bebé a los ojos. Una vez que lo hagas no debes romper el contacto visual por miedo de perturbar al infante y atraer tu propia condena. Sólo puedes preguntar una vez y sólo una pregunta: “¿Para qué hemos sido creados?”


El bebé se moverá y te envolverá con su tela andrajosa , aprisionándote y rasgándote miembro por miembro; no debes reaccionar ante el dolor o te arriesgas a no regresar a tu forma original. Si puedes soportar la agonía, te mirará a los ojos, y verás el comienzo del cosmos. Todas la cosas desde la creación de la existencia serán mostradas frente a tus ojos. La verdad del origen de los Buscadores será traída a la vida, y si no te vuelves loco por esta verdad, sentirás el calor de este conocimiento quemando dentro de ti. Este calor crecerá hasta que el dolor de las quemaduras supere por miles el de tus miembros rasgados. Sentirás tu cuerpo incendiarse, ardiendo en la nada, volviéndose nada mas que cenizas.


En lo más alto de tu dolor y angustia, si te las arreglaste para mantenerte estoico, notarás con tus ojos despojados de párpados que has regresado afuera, exactamente un día antes del incidente. En tus manos un manuscrito andrajoso con texto que parece preceder la existencia misma.


Este es el Objeto 25 de 538. Este libro anhela devolver los otros objetos a quien pertenecen, y dentro de él se encuentra el conocimiento críptico de cómo hacerlo.


Fuente: creepypasta.com

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