domingo, 10 de junio de 2012
The Holders (51 – 55)
Portador de la Ilusión
En cualquier país, en cualquier ciudad, ve a cualquier institución mental o casa de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues al escritorio principal pregúntale a la trabajadora si “El portador de la ilusión” está alojado en ese lugar.
Si la trabajadora asiente estás condenado. El portador ha anticipado tu llegada y sentirás como tu cuerpo lentamente se desvanece de la existencia. No es una experiencia placentera.
Si la trabajadora te responde que no, sé agradecido. Ella te dará una hoja de papel con las instrucciones de cómo llegar al mismo asilo y te pedirá que te vayas. Hazlo, da vuelta hacia la izquierda y desecha la hoja de papel. No quieres advertir a este portador de tu venida anterior de ser necesario.
Camina cuatro cuadras hacia abajo del camino a la dirección a la que te estás dirigiendo, entonces gira a la derecha y camina una más, entonces a la izquierda y dos más, entonces detente, rasca tu barbilla y date media vuelta. La calle ha cambiado: Todo el color ha sido drenado del mundo que está frente a ti. Un profundo cráter abierto en el centro de la calle. Ningún panel de vidrio está sin daños. Y toda la gente con la que pudiste haberte topado en esa última cuadra, está tirada por todos lados horriblemente muerta.
Da un paso hacia atrás. Ahí debe haber un pincel rojo en el piso, justo a tu lado. Tómalo y guárdalo en tu bolsillo. Mientras observas, el efecto de la decoloración lentamente se desvanece revelando lo que se ve como las secuelas de un ataque militar en un mundo en blanco y negro: Construcciones derribadas, calles deshechas y personas muertas por todos lados.
Rápidamente, cubre tus ojos con tus manos y grita: “¡Niego la verdad! ¡Haz que la calle vuelva! Si el portador te juzga indigno, sufrirás la misma suerte de la cuadra, y el efecto que verás continuará su expansión, aclarando la ilusión, limpiándola de nuestro mundo.
Pero si pasas, un leve escozor se disparará entre tus piernas, lo suficientemente fuerte para ser percibido. Abre tus ojos. El efecto aún perdura, pero debes permanecer impasible, como lo hiciste en el medio de la completa ruina. Camina directo hacia abajo de la cuadra, hasta que llegues a una bodega. Las puertas, dañadas y degradadas, aún permanecen fuertes. Al lado de las puertas hay una placa con el nombre del edificio. Como los que ves en las estaciones de bomberos y lugares parecidos, pero completamente en blanco.
Saca el pincel y escribe en la placa, tan pequeño como puedas, mientras aún sea legible: “¿Quién sobrevivió para contarlo?”.
La tinta se unirá en un solo punto, y entonces comenzará a escurrir –Parecido a sangre – por la placa. Describirá al sobreviviente, contando su historia de horror y tristeza y su final de tener la necesidad de contar esta historia, para tratar de estar seguro de que estas cosas nunca pasarán de nuevo. Lentamente tendrás la horrible sensación de que el portador mismo era el sobreviviente hablando.
Él te asegurará que no es así, de cualquier manera, y terminará la historia con: “Su destino no puede ser contado, pero su legado vive”.
El pincel será fundido en tu mano y la puerta de al lado de la bodega se abrirá estruendosamente. Corre al interior –No camines– y entra a la oficina del gerente. Estará completamente oscuro, pero no te atrevas a intentar encender ninguna luz, porque despertarías al guardián de sus sueños. En lugar de eso, ve a tientas alrededor del escritorio hasta que sientas un objeto, redondo y liso en tus manos.
La oficina parpadeará durante un suspiro y tendrás una breve vislumbrada de la calle masacrada, completamente a color, antes de que todo se vuelva negro.
Despertarás dos días después, sentado a la mesa de la cocina en tu hogar, un diario informa a gritos acerca de un ataque terrorista. Ponte de pie y te darás cuenta de que aún sostienes el objeto. Ponlo sobre la mesa.
El objeto que ves frente a ti, es una bola de acero del tamaño de una nuez y es el objeto 51 de 538. El sobreviviente ahora te conoce, y tú a él. Éste celoso secreto será guardado durante todos los tiempos.
Portador del asco.
En cualquier país, en cualquier ciudad, ve a cualquier institución mental o casa de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues al escritorio de recepción pide visitar a aquel que se hace llamar “El portador del asco”. El rostro del trabajador se tornará ligeramente verde, se excusará y entonces caminará al váter más cercano. Una guardia aparecerá a tu lado y te pedirá que la sigas. Obedécela, por ahora.
Ella te guiará a una simple puerta con un número en ella; deberás recordarlo para alguien más. Casi como si hubieses estado ahí por mucho tiempo. No te diré cuál será el número en la puerta, pero si no es el correcto, tu destino estará plagado de dolor eterno y nauseas. El número debe ser el correcto. Te encontrarás dentro de una habitación que se ve muy parecida al estómago de una persona. Verás comida siendo digerida, extraviándose en los más bajos tractos del ciclo digestivo. Se verá más horrible de lo que jamás imaginaste.
Simplemente espera hasta que veas una puerta cayendo dentro de la habitación, entonces, entra por ella. Si no puedes entrar, entonces simplemente serás digerido, como todas las demás cosas en ese lugar.
Si te las arreglaste para entrar por la puerta, te encontrarás en una habitación con puras, blancas paredes. Ellas son una de las pocas cosas que hace que este portador no enloquezca, tú no eres una de esas cosas, como sea, así que mejor que estés preparado para correr tan rápido como puedas, de ser necesario. Acércate a la chica que está en medio de la habitación y pregúntale: “¿Qué consideras puro?”. Ella te mirará fijamente y abrirá su boca, intentando hablar. Pero no podrá y comenzará a vomitar sobre el piso. Cierra tus ojos hasta que escuches que ella ha vaciado su estómago.
Cuando ya no escuches nada más, abre tus ojos de nuevo y camina hacia donde estaba la chica. Toma las píldoras que están a tus pies.
Esas píldoras son el objeto 52 de 538. Ingerir una causará que te desvanezcas, tal como lo hizo la chica.
El portador de la pornografía.
En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier sex shop que puedas encontrar. Camina hacia el encargado y pídele en tono erótico ver a aquel que se hace llamar “El portador de la pornografía”. Si el encargado te sonríe, corre hacia la puerta tan rápido como puedas. Si no lo haces, serás encarcelado en uno de los cuartos privados del establecimiento, donde los grandes jefes vienen a ver su pornografía. Tú no tendrás tanta suerte, la Televisión de la habitación, comenzará a mostrarte los actos sexuales más depravados cometidos por un hombre. Reza por volverte loco. Las imágenes de violaciones y tortura sexual comenzarán a parecerte placenteras, mientras las imágenes que estás presenciando comenzarán a ponerse más depravadas y grotescas. Cuando las escenas que presencias finalmente terminen, y si tienes el infortunio de retener aún tu sanidad mental, nunca más serás capaz de creer en ningún ser humano, por su verdadera y depravada naturaleza que te ha sido revelada. Como sea, si el encargado comienza a atenuar la luz, tienes hasta que esta esté completamente apagada para remover cada pieza de ropa que estés usando. Debes hacerlo sin ningún rastro de pudor y sin pasar ningún momento por la inseguridad. Ahora, sigue al encargado a la puerta que está en la parte más lejana del establecimiento.
Una vez que entres a ésta siguiente habitación, serás bienvenido por varios hombres y mujeres de distintas razas, edades y tipos de cuerpo. Curiosamente, encontrarás a todas esas personas atractivas, sin haber tenido ningún tipo de persuasión sexual previa. Ellos son los buscadores que vinieron antes que tú. No debes mirar a ninguno de ellos por más de un momento, si lo haces, serás poseído por tu lujuria, y permanecerás entre ellos en una eterna orgía de carne humana. Aunque ellos parezcan poseer las mentes más depravadas, tú debes ignorar tus urgencias. Solo mira a tu lado y sigue al encargado, ignorando cualquier intento de seducción que puedas escuchar de los observadores. Eventualmente alcanzarás una puerta y el encargado se irá. Cuando sus pasos estén completamente fuera de tu audición cierra los ojos y entra por la puerta.
Cuando tus pies se topen con piso sólido puedes alejarte de la puerta y abrir tus ojos una vez más. La primera cosa que notarás de esta habitación es la decoración; Típica de los 70, con una gran cama en forma de corazón, siendo aparentemente la pieza central del cuarto. Eres libre de mirar alrededor cuanto quieras, pero no te sientes, ni recuestes en la cama, hacerlo es invitar a venir a tu propia muerte.
Después de lo que parecerán unos minutos, u horas, sentirás un fuerte dolor en tu pantorrilla seguido del arribo de la sangre fresca brotando de la herida. No reacciones y no mires abajo. En lugar de eso, espera hasta que una voz femenina hable desde el centro de la habitación.
La mujer que ahora está recostada sobre la cama, parece ser de mediana edad, y aunque ha pasado su tiempo es innegablemente bella. La túnica que cubre parcialmente su cuerpo, deja ver una suave y lisa piel y curvas que harían a muchas mujeres más jóvenes sentirse celosas. Ella se levantará después de unos momentos y te ofrecerá una túnica como la que ella usa. No respondas a esto, simplemente haz la pregunta: “¿Sienten lujuria?”. Mientras ella comienza su larga, detallada descripción de su encarcelamiento, te volverá la espalda, quitando su túnica. Será entonces, cuando ella esté aun hablando, que verás cicatrices surcando su espalda, está claro para ti que fueron causadas por duros latigazos. Ellas están muy cercanamente ligadas a la historia que te está siendo relatada. Cuando ella guarde silencio, te tenderá su propia túnica, sonriéndote con cautela.
De repente, te encontrarás en la parte de afuera de la tienda, aun completamente desnudo y sosteniendo la túnica. No hay personas alrededor, pero es mejor que te la pongas, entonces te darás cuenta inevitablemente de lo cómoda que ésta se siente. Casi como si hubiese sido hecha especialmente para ti. Notarás como la herida en tu pierna comienza a sanar, y finalmente cicatriza.
La túnica es el objeto 53 de 538. Úsala sabiamente.
El portador del Archivo.
En cualquier ciudad, en cualquier país, vea cualquier hospital o clínica de rehabilitación a la que tengas acceso. Cuando llegues a la recepción, pide visitar a alguien que se hace llamar “El portador del archivo”. Una cara de dolor y preocupación debe venir del trabajador. Serás llevado a lo más profundo de las instalaciones.
Después de un gran número de idas y vueltas, mucho más lejos de lo que en realidad se podría en una construcción de ese tamaño, serás llevado a una celda de cárcel al viejo estilo. Dentro habrá solo oscuridad y un solo sonido. El chirrido de un archivo contra el metal. Si en algún momento el chirrido se detiene, rápidamente date la vuelta y corre. Corre tan lejos y tan rápido como te sea posible, y no te preocupes por tomar el camino incorrecto. Perderte en las profundidades de las instalaciones será la menor de tus preocupaciones.
El chirrido debe continuar sin cesar, como sea, camina hacia las barras y mete una mano en la oscuridad. Sentirás que un objeto es colocado en ella, si se siente caliente, tíralo e inmediatamente arrodíllate a rezar. Si tus rezos fueron lo suficientemente rápidos, cuando mires de nuevo estarás aún fuera de la celda. Si fuiste demasiado lento, una eternidad de archivar no te permitirá traspasar esas barras de nuevo.
El objeto debe sentirse frío, como sea, haz una pregunta en voz alta hacia dentro de la celda y saca tu mano. La única pregunta que recibirá una respuesta, será: “¿De qué lado están?”.
Sentirás como el archivo en tu mano comienza a moverse y a destruirla tu piel, a romper tus huesos, no debes concentrarte en el dolor, si no en tu pregunta. El archivo arrancará tu carne y tus huesos hasta que nada quede de lo que antes fue tu mano. Debes soportar esta prueba sin ceder ante el dolor, encontrarás la respuesta a tu pregunta en tu mente, tu mano estará completa de nuevo y te encontrarás en la parte de afuera de las instalaciones, con un frío y oxidado archivo apretado en tu mano.
Muchos se vuelven locos con estos conocimientos, otros utilizan el archivo para repetir el proceso, intentando eliminar todas las palabras de sus cabezas. Si te las arreglas para soportar, te encontrarás entre los que asistirán a la reunión.
Este archivo es el objeto 54 de 538. Suavizará tu camino a la reunión, pero no te ayudará más allá de eso.
El portador de la crueldad.
El algún lugar en el que se reúnan oscuros presagios y que la muerte haya maldecido, háblale al cielo sin estrellas para consultar con “El portador de la crueldad”. Ante la tierra contaminada sobre la que estás parado, se alzará un negro y antiguo pedestal con un profundo, cuenco, excavado cráneo en putrefacción, montado sobre la parte más alta.
Llegado a este punto, ya no hay vuelta atrás, los ojos del cráneo en descomposición se llenarán con el color de la sangre, y en tu cabeza, una perversa y ronca voz te dirá de una forma monótona:
“Mors ultima linea rerum est” (“La muerte es la última línea de las cosas”)
Ennegreciéndose hasta que la noche sea vencida, en ese cuenco deberás reunir los corazones latientes de las personas más importantes para ti. Si los corazones dejan de latir, serás tomado por la oscuridad, si no realizas esta petición, serás tomado por la oscuridad, si decides tomar el suicido como último escape, igualmente serás tomado por la oscuridad.
Con los frescos, orgánicos latidos reunidos en el oscuro cuenco, el oscurecimiento se detendrá. Mientras los corazones se transforman en profundas, impenetrables formas oscuras, las voces de los ofrecidos en sacrificio te hablarán en lenguas desconocidas. Aunque incomprensibles, no debes obedecer las órdenes que te mandan.
En lugar de eso, convierte en cadáveres a cinco de tus más odiados enemigos y tráelos al pedestal. Por sus gargantas debe correr un sucio líquido, ni una sola gota debe llegar a tocar la tierra. Los cinco cadáveres se reanimarán, levantándose como furiosas marionetas comunicándose con su señor maldito, cambiando de forma a retorcidos y oscurecidos seres.
A ellos, debes alimentarlos con cinco niños pequeños vivos. El menor remordimiento en tus ojos no será tolerado. Mientras la sangre fresca de los niños es bebida directamente de sus malditas venas, debes mirar absolutamente toda su agonía, gritos, lágrimas y miedo, hasta que sean devorados casi por completo. Ellos soportarán el equivalente a un siglo de torturas mientras son ingeridos.
Cuando la prueba haya terminado, ellos te rodearán, demandarán solo una reliquia más: Tu propio corazón. Serán muy rápidos, ellos no sienten dolor como los mortales lo hacen. Mientras la oferta impía ofrece pasarse a otras manos, también será consumida. La comida terminó, las figuras se fusionarán y disiparán en una brillante aura oscura, eclipsando el negro cielo.
Los susurros silenciosos que consumen tu mente son el objeto 55 de 538. Cuando todo se haya vuelto negro, ellos te guiarán hasta él.
Fuente: creepypasta.com
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