miércoles, 12 de septiembre de 2012

Jessie no estaba sola...


Jessie miró los ojos azules de su esposo, gustaba de verlos cuando estaban haciendo el amor, el arriba ella abajo, esos ojos encantadores que le provocaban cosquilleo y un escalofrio encantador que le recorría la espalda.

Era una noche tranquila, caía una llovizna pasajera y el clima había bajado considerablemente, eso no era algo que le molestara a Jessie, el clima era encantador, mientras se encontrara bajo sabanas con su esposo, era lo mejor que podía pasar ese fin de semana, uno casi como cualquiera, a sabiendas de que el día siguiente se iban a levantar muy tarde nada importaba, solamente ellos y la soledad que cubría la casa.

El chisporroteo líquido de la lluvia que caía en el tejado empezaba a tornarse más fuerte, Jessie lo disfrutaba más aun. Era extraño, muchos prefieren un día soleado, Jessie no, la lluvia era algo que disfrutaba cada vez que ocurría.

El sonido de los autos decaía, la noche estaba muy entrada y la lluvia continuaba como si nunca fuese a cesar. ¿Pero que importaba? Todo iba bien para Jessie y su esposo, todo iba bien, y de vez en cuando dirigía su vista al techo donde las gotas de lluvia caían en el vidrio que adornaba la cúpula del cuarto, idea de su esposo, decía él que era mejor la luz del día filtrándose por la cúpula de vidrio que un bombillo amarillo y sin vida.

Jessie miraba los ojos azules de su esposo, no podía contenerse, le fascinaban, y al compás de la lluvia que caía más fuerte, Jessie lo disfrutaba.

Jessie dirigió la vista a la cúpula, con asombro notó que una figura negra se movía como mirando la escena debajo de él, Ema no presto atención mas de la debida, seguramente era un gato, y evidentemente lo era, ahí en la cúpula un destello de un relámpago iluminó aquel animal de negro pelaje que los miraba con gran escrutinio.

Jessie no disfrutaba ser observada, quitó la vista del techo y no mencionó nada a su esposo, no importaba, solo importaban ellos.

Los relámpagos cubrían de sombras el cuarto de Jessie, y no solo las ramas de los arboles que figuraban extraños seres como si maquinaran cosas oscuras empezaron a perturbar a Jessie, no, no solamente eso, sino también la silueta del gato negro que se magnificaba en la distancia de la sombra.

Jessie dejó de ver los ojos azules de su esposo y dirigió su miraba al techo, ahí seguía el gato negro observándolos, casi podría decirse que lo hacia por placer mas que curiosidad gatuna.

Un grito suave y desesperado levanto al esposo de Jessie, y desconcertado escuchó lo que Jessie le explicaba del gato, gato que ya no se encontraba en el techo, para molestia de Jessie, pero si, estaba segura que lo había visto, casi revolcándose del placer de ver una pareja a metros por debajo de él.

Jessie trataba de explicarle que no era un gato común, ¿a que gato se le ocurre observar una pareja mientras le caen cantidades de agua?, no lo soportaba y no pensaba seguir con todo aquello, no era un gato normal, le decía a su desconcertado esposo, un gato normal no mira fijamente y figura una sonrisa, no era un gato normal.

Jessie miró los ojos azules de su esposo y lo obligó a deshacerse del gato que le provocaba un temor indescriptible.

Esperó por un buen tiempo sentada en el borde de la cama, tal vez una hora, tal vez solamente dos minutos, pero Jessie le parecieron una eternidad, la lluvia no menguaba y los relámpagos no dejaban de iluminar la alcoba, esperaba a su esposo y volver a ver sus ojos azules.

Jessie se arrojó de espalda en la cama y cerró sus ojos, creyó caer en un sueño, tal vez solo se sentía cansada, esperaba a su esposo, y este no llegaba.

Sintió unas manos frías pero conocidas que recorrían sus piernas, sonrió pensando que su esposo estaba de nuevo con ella, no abrió los ojos, solo disfrutaba el momento, ya no importaba nada, ya todo iba a ir bien, abrazó a su esposo mientras este besaba su cuello.

Jessie abrió los ojos, la paz que sentía era inmensa, dirigió su mirada al techo, y ahí estaba de nuevo, sentado observando con una mirada desesperada, tratando de rasgar el vidrio que lo separaba de la escena allá abajo, Jessie calló, noto algo mas en el gato, sus ojos, sus ojos eran azules.



Jessie no miró los ojos de su esposo…

Fuente: Creepypasta en español

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